¡Nada produce tanto placer y orgullo como rescatar un rótulo a punto de desaparecer!
El rescate en sí es una operación muy sencilla. Habitualmente con una escalera doméstica y un destornillador se puede desmontar un rótulo. En muchas ocasiones los propios albañiles bajan el rótulo y te lo entregan con una sonrisa; y a veces hay que gratificarlos con una pequeña propina.
En cualquier caso, la parte más importante se consigue hablando y sonriendo. Cuanto antes empieces con la negociación (y cuanto más interés muestres) más fácil será conseguir que un rótulo sea tratado como la joya que es.
Si necesitas ayuda con un rescate, no dudes en pedírnosla: iremos donde haga falta.
Nuestro almacén sigue teniendo espacio para guardar muchos rótulos. Si puedes ofrecer tus recursos técnicos o personales (herramientas, transporte, almacenaje, etc.), los pondremos a disposición de la red.